Un viaje fascinante que combina historia, ingeniería y naturaleza, siguiendo parte del recorrido del legendario Tren a las Nubes a través de paisajes de una belleza sobrecogedora. Esta excursión invita a descubrir la inmensidad de la puna salteña, ascendiendo desde los valles fértiles hasta las alturas del altiplano, en un recorrido lleno de contrastes y emociones.
El trayecto se desarrolla paralelo a las vías férreas del Tren de las Nubes, adentrándose en la Quebrada del Toro, un profundo valle que marca la transición entre la vegetación verde y espesa de las zonas bajas y los primeros cardones que anuncian la llegada del paisaje árido puneño. A lo largo del camino se pueden apreciar algunas de las maniobras más notables del ferrocarril, como el Viaducto del Toro y los famosos zigzags de El Alisal y Chorrillo, verdaderas obras maestras de la ingeniería ferroviaria que permiten al tren ganar altura entre montañas imponentes.
Durante el recorrido se atraviesan parajes llenos de historia y encanto, como El Candado, El Gólgota, Ingeniero Maury y Alfarcito, donde los habitantes de la zona conservan sus costumbres ancestrales y ofrecen una cálida bienvenida a los viajeros. Alfarcito, en particular, es reconocido por su escuela de alta montaña y su proyecto comunitario que refleja la fortaleza y el espíritu solidario del pueblo andino.
Uno de los momentos más destacados del viaje es la visita a las ruinas preincaicas de Santa Rosa de Tastil, considerada una de las ciudades más importantes de la civilización atacameña. Este antiguo asentamiento, que llegó a albergar a más de 2.000 habitantes antes de la expansión incaica, conserva aún la traza original de sus calles, viviendas y enterratorios, ofreciendo una ventana al pasado precolombino del norte argentino.
Continuando la ruta, se atraviesa la Finca La Encrucijada y comienza el ascenso por la Cuesta del Muñano, donde el paisaje se vuelve cada vez más árido y sobrecogedor. En este tramo se alcanza el Abra Blanca, a 4.080 metros sobre el nivel del mar, uno de los puntos más altos del recorrido, desde donde se obtienen vistas panorámicas incomparables de la puna y sus montañas multicolores.
Finalmente, se arriba a San Antonio de los Cobres, ciudad cabecera del departamento de Los Andes y uno de los poblados más representativos de la vida en altura. Situada a más de 3.700 metros, esta localidad minera conserva su identidad andina, sus construcciones de adobe y piedra, y la calidez de su gente. Es también el punto de partida de muchas experiencias únicas en la puna, incluyendo el emblemático Tren a las Nubes y excursiones hacia el Viaducto La Polvorilla, una de las estructuras ferroviarias más altas del mundo.
Un recorrido imperdible para quienes desean sentir la grandeza del paisaje andino, conocer comunidades auténticas y viajar por caminos donde cada curva cuenta una historia milenaria.